Archivo por días: enero 18, 2014

una entrevista de trabajo.

Noche silenciosa y plácida. Suena el teléfono a las 4,23 de la madrugada. Me despierto.

– Diga?

– Señor Increíble? Perfección Increíble?

– Me ha llamado a estas horas para preguntarme mi nombre?

– No – dice tajante la voz al otro lado de la línea – Le he llamado porque nos gustaría concertar con usted una entrevista de trabajo. Creemos que puede encajar para el puesto. Podría estar usted en el cruce de la avenida principal con la Plaza de las Naciones dentro de media hora?

– Cómo? Ahora? No es un poco tarde? Además, yo ya tengo un trabajo.

– Éste le gustará más, y se puede combinar con el que ya tiene. Quiere usted un buen trabajo o no?

A la hora y en el sitio convenidos, un gran coche negro se detiene frente a mí. Un tipo con aspecto de gorila desciende de la parte trasera y me invita con un gesto a que me introduzca en el coche. Obedezco. Hay otro gorila dentro, y el conductor delante. El gorila que me ha abierto la puerta entra y quedo sentado entre él y su amigo. Me ponen una venda en los ojos.

Pienso, qué entrevista de trabajo más rara, no?

Tras unos minutos de conducción – en los que siento que abandonamos la ciudad – el coche toma una pista de tierra y se detiene. Me llevan del brazo al interior de algún tipo de edificio. Me quitan la venda. Mis ojos tardan unos segundos en acostumbrarse a la penumbra de lo que parece ser una gran oficina medio a oscuras.

– Siéntese.

Quien me habla es un hombre situado frente a mí, tras un gran escritorio, fumando tranquilamente. Me siento en una silla frente a él.

– Me conoce? – dice el hombre.

Lo miro con atención. Su rostro me resulta vagamente familiar, pero no sé de qué.

– No – respondo.

El hombre aplasta con saña el cigarrillo en un cenicero.

– Soy el Propietario del Mundo – dice, mirándome con ojos inmóviles – y ése es mi mapamundi.

Me señala un mapamundi gigantesco ocupando una pared, sobre el que parpadean innumerables lucecitas de varios colores. Estupendo, pienso yo, es que nadie va a hacer nada para limitar el consumo de cocaína entre nuestra clase empresarial y política?

– Para serle sincero – respondo con convicción – lo he sospechado desde que le vi.

– Usted sería capaz de decir o hacer cualquier cosa con tal de conseguir un buen trabajo – dice.

– De ninguna de las maneras! – replico, ofendido – Sé que hay gente capaz de renunciar a sus principios a cambio de una oferta interesante, pero no es mi caso. Yo jamás he dejado de hacer honor a mi compromiso moral innegociable con la adulación.

Mi respuesta parece complacerle. Toma notas.

– Le apetece una copa? – me pregunta de pronto.

– No, gracias. Nunca bebo antes de las ocho de la mañana.

– Angelito – le dice a uno de los gorilas situado tras él, ignorándome – Dos Chivas dobles con poco hielo.

– Sin hielo para mí – digo yo.

El tal Angelito nos sirve. Empiezo bien el día!

– De modo que usted es Perfección Increíble – dice mi entrevistador.

– El mismo que viste y calza.

– Tiene usted nombre de niño rapero que baila de puta madre break dance en youtube.

– La primera elección de mi madre fue Proporción Aúrea – explico – pero mi padre opinó que era nombre de chica.

– He leído su blog.

– Vaya! Bienvenido al club de los dos contándome yo! Y qué opina?

– Menos visitas que una morgue. Igual de putrefacto.

– No me venga con ambigüedades! Eso quiere decir que le gusta, o que no?

– Digamos que puede serme útil – responde el Propietario del Mundo con sus ojos inmóviles fijos en mí – hay que esparcir bulos, crear estados de opinión de acuerdo a mi plan… ya sabe.

Angelito emerge de las sombras tras él y se inclina para decirle algo al oído. El Propietario del Mundo asiente con la cabeza sin dejar de mirarme.

– Arrodíllese – me dice de pronto.

– Perdón?

– Que te arrodilles, HIJO DE PUTA!! – grita, golpeando su mesa con furia. Angelito saca una pistola.

– Sé inglés, y estoy bastante familiarizado con Excel! – argumento, en un intento desesperado por salvar mi vida, y me arrodillo a toda prisa.

– Y ahora – aúlla el Propietario del Mundo sin escucharme, poniéndose en pie – ADÓRAME!!

Me inclino hasta tocar el suelo con mi frente, y lo adoro.

– Angelito – dice el Propietario del Mundo recuperando la compostura y volviéndose a sentar – qué opinas?

– Hum – dice Angelito poniéndose una mano en la barbilla – Mentiroso. Ignorante. Estúpido. Ciego. Baboso. Arrogante. Mezquino. Servíl…

– Es una adivinanza? – interrumpo, aparentando jovialidad.

– Otro más que lo tiene todo – le dice el Propietario del Mundo a Angelito, sin hacerme caso. Los dos se dan la mano, riéndose, como si se tratase de una broma secreta que sólo ellos pueden entender.

– Bien – digo yo, poniéndome de pie – entonces, el trabajo es mío?

– Yeah! No es que tuvieras mucha elección, de todos modos! – dice el Propietario del Mundo, sin dejar de reírse. Sus ojos brillan por el alcohol.

– Cuáles son las condiciones? – pregunto.

– Sin condiciones! – se carcajea Angelito, y el Propietario ríe más y más fuerte.

– Es un trabajo estable? – insisto.

– Oh, por eso no se preocupe – me responde el Propietario del Mundo, poniéndose serio de pronto – en cuanto acabemos con lo de la Carnicería, se acabó el desempleo, y habrá montones de cosas que hacer.

– La Carnicería?

– Sí. La Carnicería – interrumpe Angelito – Nuestro próximo proyecto. A punto de lanzarlo. Ya estamos con las primeras campañas de Marketing.

– Campañas de Marketing! – se ríe el Propietario del Mundo.

– Ja ja ja – acompaña Angelito.

– Viral.

– Sí. Viral. Totalmente on line, ja ja ja!

– Y tradicional.

– Ja ja ja! Trending topic.

Me llevan de regreso a la ciudad de la misma manera que me trajeron. Miro mi reloj. Son las ocho y media. De modo que tengo otro trabajo! Hay un bar abierto en la esquina de mi casa, voy a celebrarlo.